sábado, 20 de diciembre de 2014

Vuelta a los ruedos. Challenge Bahrain – Half Ironman – 6 Diciembre 2014 (Parte 1/2 y 2/2)

En un aeropuerto de Middle East. Jueves 4 de diciembre. Visto ropa deportiva, mochila Ironman Lanzarote 2103, empujo maletón donde se esconde la cabra que trata de ocultar su pánico escénico. El otro día leía a un periodista comentando el cariño que se le cogía a determinado tipo de cosas materiales, para él su coche, para mí mi bici . Mi compañera Fuji D6. Cientos de horas juntos, países recorridos, confidencias de asfalto, sudadas de estrés a la salida del trabajo, desayunos de barritas energéticas… hay ciclistas y triatletas que le ponen nombre a su bici. No me sorprende en absoluto. Porto mi casco aero colgando de la mochila, piernas depiladas, cuerpo aún en proceso de ir afinando…. Y mi entorno es de burkas, indios, “pakitos”, “zobs”, pañuelos de cuadros rojos sobre la cabeza, afganos,  mujeres totalmente cubiertas por un manto negro que apenas les permite lucir mirada, gentes de Nepal, Filipinas, etc. Recibo más atención de la que me gustaría. Además soy consciente de que en la zona no es de agrado el desarrollo de actividades de ocio que estimulen la vida, ya que consideran que te aleja del de arriba. Me siento un alien, estoy fuera de lugar. Llevo más de un año sin pisar arena pero por fin vuelvo a los ruedos. Me siento vivo. Adrenalina, endorfina y algo de cafeína corren de nuevo por mi torrente circulatorio.


La cabra ya encerrada y preparada para el viaje

Lo he(mos) conseguido. Empiezo a asumirlo. Joder. Lo hemos conseguido. He saltado esta maldita valla de entrenar en un entorno tan hostil, aunque pudiera seguro haberlo hecho mejor. No importa, por fin voy camino de celebrarlo.

Ésta, por desgracia y primera vez, voy solo. Muchos “proyectos” para Los Dos concentrados en un solo año con demasiados obstáculos que hemos ido sorteando. Alhamdullilah (gracias a Dios) nos sustentan fuertes cimientos asentados a lo largo de ya muchos años que este año han recibido auditoría y lo que en finanzas denominan test de estrés. Y lo han hecho. Han conseguido sortear algunas tempestades. Incluso apenas unas horas antes de volar hacia destino y con los deberes ya hechos surgía una cita ineludible, una solicitud de audiencia de la vida a 3000 kilómetros de distancia. Gracias a Ella pudimos seguir finalmente adelante con el plan de ruta original.


Juntos podemos con todo.

Atrás quedan meses de entreno indoor, horas encharcando el suelo bajo el rodillo, engrasando la cinta de correr con mi propio sudor, con el lujo de correr por la calle sometido a la máxima economía pues atenta contra principios del país, madrugones a las 4.50 viernes tras viernes y sábado tras sábado para salir a rodar con la grupeta. Otra suerte he tenido de encontrar otro grupo de colgados como yo que entrenan en serio y por cojones hasta en los entornos más hostiles. Tiradas semanales con amigos internacionales de entre 100 y 140 kms con medias de 32-33 km/h (básicamente muchos días viendo quien es el macho-alfa del grupo, nocivo entreno pero tremendo disfrute).


Anuncian el vuelo a Bahrain y enturamos hacia un destino un poco más secular. Se percibe ya embarcando. Me voy relajando. Como siempre en estos momentos me estoy preguntando si la bici estará ya en el avión y  habrán tenido cuidado con ella. Miro por las minúsculas ventanas del pájaro y un  “you-going-to-“tha”-challenge?” me saca de mi submundo. Me giro. Una chica irlandesa, que resultaría llamarse Aileen, también vive en Jeddah, y que, ella sí, ha hecho 100% del entreno indoor. Si yo ya tengo problemas para entrenar ni os cuento ella. A sus pies. Que máquina. En esta tierra la mujer no tiene nada fácil salir sóla de casa e imposible dejar de vestir la “abaya”, desgracia de país. Me cuenta que su marido está desplazado temporalmente también a la misma ciudad y que entrena en la habitación del hotel entre capón y capón a sus hijos.




La conversación fluye como siempre entre dos triatletas, qué vas a hacer después, cuando cortas temporada, cómo llegas, etc. Me cuenta que está comenzando la temporada asiática y que seguirá con Maratón de Dubai, medio Ironman Filipinas, marathon de Tokio e inscrita al IM Arizona…. Temporada cargadita, pienso… yo a la mío. No estoy en condiciones de poder fijar mi agenda de futuro como he hecho otros años.

Entre el chiken-or-cheese-sandwich de siempre el objeto volante descansa ya en Bahrain.  Desembarcamos, la bici ha llegado sana y salva. Repito una vez más la ya habitual rutina: coche de alquiler, check-in en hotel y a recoger dorsal. Entro y salgo de hotel en bermudas y camiseta. Qué lujo poder descubrir rodillas sin temor a llamadas de atención de la policía religiosa. Escucho villancicos, veo árboles de navidad, muñecos artificiales de nieve. Qué gracioso con la temperatura que hace y reflexiono en como han conseguido anular la Navidad “en el otro sitio”.




Cojo el coche y voy al BIC (Bahrain International Circuit – Fórmula 1). Menuda tienen montada allí los del Challenge. Que despliegue de medios. Me cruzo con Eneko Llanos, profesional internacional de primer nivel, mujer e hijo. Qué cercanos y qué salados. Gente buena y buena gente. Qué suerte tener un deporte que te permite estar tan cerca de los jugadores de primera división. Comentamos que no hemos visto a ningún otro español por el momento, foto de rigor para el recuerdo y a funcionar. Briefing con cena por todo lo alto, tipo boda española en hotel de 5 estrellas incluida en la inscripción. La inscripción ha sido cara pero aquí van a tope, puro lujo, mínimo detalle cuidado.


Eneko Llanos, un super-clase 


A la mañana siguiente, 7.50AM, un día antes de la cita, he quedado con algunos amigos que ya me he hecho para probar el agua. Una matrimonio italiano que trabaja en la embajada, Aileen, y algún que otro western con el que vamos formando un buen grupo. Neopreno enfundado, hace fresquete, anuncian una plataforma en mitad del agua. Otro gran detalle inédito para mi. A unos 10 minutos de nado y en medio del agua se han traído otro buffet del Four Seasons hotel para un coffee shot, tés, chocolates, bombones, dátiles. Qué bien sienta y qué disparate. Enrutamos navegación hacia la plataforma, llegamos nadando en unos minutos, atracamos nuestros cuerpos allí 10 minutillos comentando que esto es first-time-seen, comiendo, bebiendo y volvemos. Me siento cómodo nadando, y eso que traigo muchas dudas pues he estado entrenando en piscinas de recreo, demasiado cortas y sin líneas en el suelo, separa carriles, etc.

Van pasando las horas, metemos la bici por la tarde, contemplamos las bicis de los pros (menuda cantidad de gente pro que han traído, está la bici del ganador y ganadora de Kona de hace unas semanas). Vaya pepinacos.


Bici de Kienle, flamante ganadora en Kona


La de Pete Jacobs otro grande en Hawaii


Mi bici, ya preparada


Bockel con la última puesta a punto


Y llega el día de la ceremonia oficial. Voy a andando a la T1. Hace fresquete. Último chequeo a la máquina rodadora que hace converger al motor y al pasajero. Cuando nos veamos de nuevo ya habrá pasado el agua, que siempre introduce un elemento de estrés en las competiciones. Muchos cuerpos buscando flotabilidad y avance fuera del entorno natural para el que estamos diseñados sin más referencias que una bolla bastante alejada.




Como siempre llega el momento de liberación de un manojo de nervios por el sumidero, que también resta probabilidades a tener que hacerlo en la carrera a pie unas horas más tarde, donde la mecánica que juegan los intestinos con los impactos contra el suelo , la fatiga y la sobre ingesta de hidratos de carbono puede hacerte pasar por el pit-stop fácilmente.

No hay papel ni agua, demasiado temprano. Sobra comentar la que hay liada ya de antes mía en el evacuador portátil. Atravieso uno de esos momentos en la vida donde vas saliendo del baño rezando porque no haya nadie haciendo cola y pasar desapercibido por la que has dejado atrás, aunque no he sido yo el único culpable. Es temprano y casi seguro no habrá nadie, pienso. Libero cerrojo, pongo cara de aquí no ha pasado nada, salgo mirando al suelo, voy alzando la vista… unas zapas, vaya.... había gente esperando, sigo alzando la vista, las zapas son rosas, joder, encima una mujer (entre machotes no habría problemas), piernas bastante finas y en forma, parece que ha competido hace poco. Miro al frente. Cruce fugaz de miradas, la mía avergonzada. Esta cara me suena. Sinapsis activada. Fogonazo de amaneceres y anocheceres en rodillo viendo vídeos de Ironman Kona 2014… recuerdo efímero de historia épica, una de las 3 favoritas a la victoria sale del agua  muy atrás, pierde más tiempo en la bici, y hace una maratón a morir recuperando hasta llegar a la primera posición. Rápidamente ordeno pensamientos. La leche, es Mirinda Carfrae, reciente campeona del mundial Ironman en Kona.

Me descojono. Se descojona.
La miro señalando al baño.
Yo: -“If I were you, I wouldn’t use this”-. (-Si fuera tú, no usaría eso).
Se descojona más. Me descojono más.
Mirinda: -“Is it THAT bad?”- (tan mal está?)
Yo – mmmmm, I would say so-. (yo diría que sí)
Más risas.
Yo: -Congratulations for your last victory in Kona. You have really inspired me. I’ve spent tons of hours in the TurboTrainer watching your epic marathon and your amazing strategy- (le cuento lo que me ha inspirado en las sesiones de rodillo sus vídeos de Kona).
Se pone roja como un tomate.

Hablamos un par de minutos. Tía australiana, cercana, agradable, personalidad tímida obligada a relacionarse públicamente por trabajo.  Efecto colateral de ser un líder/referencia en cualquier profesión. Conversación en la cola del cagadero. No mucha gente le debe hablar de tú a tú y menos después de pasar por el señor roca. Me dice que está con un jetlag tremendo (debe venir con una buena prima o contrato de Challenge y ni siquiera ha debido venir antes para adaptar). Le pido una foto. La gente en la cola del baño que se han quedado con la copla nos miran con sonrisas cómplices. Nos echamos la foto y con su par de “cojones” entra al baño. Reflexiono que hasta los triatletas de algún millón de euros de salario y patrocinios también van al baño. Todos somos humanos.


Con Mirinda, que tía más grande. Qué risas!



Pasan los minutos. Han organizado la salida en tandas y mi grupo de edad es la penúltima. Esto a priori no me gusta pero me va a permitir ver por primera vez en mi vida ser espectador del fin de la natación y llegada a la T1 de los pros. Llamada a cámara de salidas de los pros. Es un water-start. Van calentando hacia la salida en el agua. Cañonazo literal. Empiezan a nadar. En 25 minutos están de vuelta. Les miro las caras. Reconozco a muchos de los vídeos de Kona y de las revistas de triatlón. Llegan con los ojos vueltos. Nunca lo había percibido así en la tele. Exhaustos. Tanto que me sorprende. Por primera vez asimilo que estos tíos van al límite desde el primer segundo.  Golpe de motivación. Pete Jacobs se pega una leche de escándalo por un resbalón en una curva al salir. Esto lo han montado mal. Challenge rápidamente moviliza a varios voluntarios que literalmente hacen melé con todos los que llegan. Pasa Eneko, me dejo la garganta. Acabo agradeciendo la salida en tandas por permitirme por un rato ser espectador. Queda poco. Voy a activarme con unos ejercicios de movilidad y calentamiento al agua.

UPDATE: la carrera terminaría muy bien 4h:43m total, con con buena bici y carrera a pie muy decente para el entreno llevado... en Septiembre y a un par de meses de vista ni lo soñaba....

viernes, 3 de enero de 2014

No siempre se puede

Me encuentro pasando unos meses deportivamente “complicados”.  Seguro que tras leer esto me entiende cualquiera que entrene cualquier disciplina en serio, ya no para ganar títulos, que eso sólo es para algunos elegidos entre los que no me encuentro, sino para dar lo mejor de uno mismo. En fin, para todos los que el deporte es una parte fundamental de nuestras vidas entenderéis el bache.

Y no sé si  el bache es físico, psicológico, mental, de cambio de hábitos y rutinas, de cambio de entorno o todo a la vez. No obstante tengo que dar gracias porque el resto de mi vida va muy en orden, como siempre hasta el momento.

Disfrutando en el Ironman de Lanzarote, ya en la maratón


Me explico. Los que me conocéis sabéis que siempre he viajado por trabajo de vez en cuando, cosa que disfruto como si fueran vacaciones, pero desde hace poco viajo intercontinentalmente más de lo que deportivamente me gustaría (en concreto estoy pasando 10 días seguidos al mes fuera desde fin de la temporada pasada). Y además hablamos de países con condiciones meteorólogicas y de entorno muy complicadas para hacer lo que más me gusta: nadar, pedalear y correr.

Y es que me resulta realmente jodido mantener la motivación para disfrutar el entreno que toca ese día hasta la última gota de sudor, sabiendo que en pocos días me tocan 10-12-15 días de casi parón total, y vuelves, unos pocos días de entreno y otra vez al extranjero y así se repite el ciclo.

Grupeta de amigos que nos juntamos un día lluvioso a hacer puertos en Junio. Nos llovería bajando Morcuera y acabamos en un bareto en Miraflores al abrigo de la chimenea. Dejamos buena peste a machote en el bar...
Yo en el centro abajo de negro.


Y llevo estos meses intentando sacar pasión  triatlética como un auténtico desgraciado. En viajes y durmiendo aquí y allá, para los que no somos pros que viajaran con el entreno, imagino, es difícil sacar tiempo para entrenar porque se trabaja el doble de horas, y además tocan cenas, comidas y demás pero lo he intentado, y he conseguido hacer algo muy al alba o ultimísima hora, muy poco, corriendo en la cinta del hotel algunos días, nadando con chandal adidas en la piscina (sí como nadar lastrado) porque me prohibieron enseñar el cuerpo a otros hombres (leyes del país), intentando hacer algo en la bici estática… pero eso más de la mitad de días al mes es un imposible… y la verdad es que no soy tan fuerte y al final lo acabo dejando o haciendo poquísimo en los viajes. Es cierto, lo reconozco, no tengo huevos para seguir entrenando a full en esos entornos inestables.

Empecé ilusionado, el primer viaje donde prácticamente no pude hacer nada me desmotivó triatléticamente (14 días casi parado), pero a la vuelta me vine arriba y reanudé, enganchando la forma que tocaba a esas alturas. Pero cuando llevaba 3  viajes ya son muchas leches y muchos parones y cuesta levantarse. Sigo haciendo deporte, sí, pero sin seguir un plan y lejos de estar en condiciones óptimas, por ejemplo en peso y en ritmos. Y esto duele. Duele en las patas y sobre todo en la cabeza. También duele estar inscrito a ironman y medio ironman en 2014 y saber que no va a poder ser. Y como cuesta entrenar sin objetivos… Estoy descubriendo que para poder rendir deportivamente necesito cierta estabilidad mental... y ahora no es que esté inestable, y menos psicológicamente, pero sí que no estoy centrado.

Ahora que se ha cerrado el año, pienso mucho en 2013, guardo para siempre grandes momentos:

  • Creo que el tri que mejor me sentí y mejor me salió fue el medio Ironman de Málaga. Rondando las 4:45 y mejorando mucho en Carrera a pie.
  •  Los entrenos de natación en el circuito de competi dos días antes de competición me supieron a gloria. 10 minutos dos días para eliminar estrés y conocer circuito. Que océano azul  (blue ocean, jaja), primera vez que veo peces nadando en tri, que tranquilidad a las 7:00 de la mañana en esas aguas de Lanzarote los días previos a la competición. Nadar disfrutando, eso fue.

  • La bici del Ironman y mi pelea con mi cansancio y con dolor de rodilla corriendo, con aquél encuentro con el espectador que me devolvió a la carrera, hasta cruzar con Lucci la meta.
  • Last but not least,  tal vez lo más importante de todo: salir a entrenar con Fonsi y Migueliño durante toda la temporada en la preparación de Ironman (aunque llevamos más tiempo juntos). Creo que nunca voy a encontrar dos partners así, y eso, al menos para mí, es lo más importante. Nos hemos reído, hemos disfrutado, hemos cantado (casi siempre esta canción: ♫♫ te has puesto el tanga del revés… y se te ven los hueeeeevos ♫♫), hemos sufrido como cabrones, nos hemos saltado los ritmos de entreno en numerosas ocasiones (y como lo hemos disfrutado yendo fuerte), hemos petado algunos días, nos hemos apajarado todos nosotros, un día unos y otros días otros (esto para gente ajena a la jerga ciclista significa quedarte vacío, sin fuerzas, no penséis mal), hemos compartido ilusión, ha habido muchísimo compañerismo, rivalidad sana, hemos compartido bidones, barritas y geles, hemos charlado de nuestras preocupaciones y nuestras alegrías, hemos convertido la casa de Migueliño en nuestro centro de operaciones con permiso de Tamara, y el carril bici, la sierra Norte y el Pardo en nuestra sala de juegos.  Hace tiempo llegué de invitado a estos dos amigos de entreno con una relación muy forjada entre ellos dos por el tiempo, y me han recibido con brazos abiertos.  Siempre estaré agradecido. Hemos entrenado como si no hubiera mañana. Y a veces nos han acompañado Araujo, Triker y otros trigloberos... y como no! el gran Manu Razola, con una progresión imparable, disfrutando del sufrimiento, siempre ahí sin perder estela domingo tras domingo, que tío más grande... Estos momentos con ellos para mi han sido lo mejor del año deportivamente hablando, y como siempre, por fortuna o por desgracia te das cuenta a tiempo pasado. Con amigos así y sin lugar  a duda, mucho mejor entrenar que competir. Parece que este año por diversos motivos, entre ellos los míos, nos vemos menos de los que a todos nos gustaría, pero sin duda el "comando tachuela" estaremos pronto dando guerra.